Después de la agitada postura del mes pasado en la que la amazona requería cierto esfuerzo físico, este mes les proponemos relajarse y adoptar una postura más descansada, pero sin perder intensidad en su encuentro sexual: la hamaca.
En este caso, el hombre hará la función de la hamaca en la que se relaje la mujer. Se coloca sentado en una superficie dura (chicos: si es el suelo, mejor coloquen algo porque tener las nalgas frías le corta el ímpetu a cualquiera), con las piernas flexionadas y algo abiertas. El resultado implica que las plantas de los pies deben estar tocando el suelo.
Así queda un espacio entre las piernas y el tronco en donde la mujer se puede acomodar, recostándose sobre los muslos de su compañero. Una precisión: para evitar que la estructura se “desmonte” cuando la pareja se siente sobre el hombre, éste debe sujetarse en la parte posterior de las rodillas… todo será más cómodo.
Una vez acomodada la mujer, él atrae a su compañera con las rodillas provocando el vaivén de ambos mientras, por ejemplo, le besa los pechos que están a la altura de su rostro.
Así, la pareja queda frente a frente con lo que se instala una sensación de intimidad y cercanía que puede resultar muy excitante. Es una postura que podríamos calificar de tranquila, sin movimientos bruscos o acelerados que puede ser idónea tras un día ajetreado, justo después de una cena con velas.
Fuente: sexualidadonline.com
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